¿Cuándo castrar a un pura sangre de carrera?

La castración es una de las más antiguas cirugías practicadas en la medicina veterinaria, su implementación es para obtener mayor desarrollo físico en el ejemplar macho. Con la eliminación de los testículos (gónadas): el metabolismo se modifica, el carácter se aplaca y el caballo se hace más dócil; teniendo como resultado un ejemplar que gana peso y es más manejable.

Existen otras razones por lo que se recomienda la castración, y es cuando se presentan trastornos en el desarrollo testicular (hipertrofia) o por haber sufrido de otras patologías (hidrocele, hernia inguinal, procesos infecciosos, etc.) que pueden dejar secuelas y limitan la capacidad del caballo deportista.

 

En el mundo del caballo purasangre de carreras juega un rol muy importante el pedigree, ya que combinado con una exitosa campaña, lo transforman en un potencial semental de éxito y por supuesto de mucho valor, la capacidad corredora se trasmite de padres a hijos, y son muchos los que teniendo suficientes méritos van a la cría y no son capaces de tener éxito porque no transmitieron o simplemente no fueron "mejoradores", de ahí que un buen semental es de valor creciente  por cada buen hijo que produzca; otras actividades como correr barriles, aparte de  ganado, coleo, salto, etc, son habilidades adquiridas con el entrenamiento donde algunas razas son más aptas por sus características físicas que otras para determinados oficios, no son habilidades transmitidas de padres a hijos, por eso cuando tenemos un caballo con una buena ejecución en la pista de carreras inmediatamente recordamos su pedigree y lo visualizamos como semental. Otro aspecto que lo valoriza, es el hecho de que oficialmente la monta es natural y no se permite la inseminación artificial, ni preservar el semen congelado como puede suceder con otras razas o con los bovinos.

En el mundo de los purasangre de carreras se han castrado caballos que poseen un gran pedigree y fueron excelentes pisteros, surgiendo muchas veces la interrogante ¿para quién ha sido más doloroso, para el caballo que perdió su virilidad o para su propietario que ve frustrada la esperanza de poseer un posible "gran semental"?

A mi modo de ver, en el mundo hípico se maneja de forma errónea el concepto de castrar a los caballos que retraen uno o ambos testículos después de hacer un esfuerzo físico, y dar muestra de dolor en determinados momentos durante su desempeño en la pista, responsabilizando a la retracción testicular del problema. Resulta que todo caballo macho hace de manera fisiológica la retracción de sus testículos al realizar un esfuerzo físico, incluso cuando monta a la yegua, también hay retracción testicular cuando existe un dolor agudo, por ejemplo: una inflamación del nervio ciático, dolor en la región lumbosacra por compresión de las raíces nerviosas, esguince de los ligamentos lumbosacros, dislocación de rotula, dolor en la articulación del tarso producto de un sobre esfuerzo, etc., y estas patologías no son producidas por la retracción testicular, si no todo lo contrario, el testículo se retrae a causa del dolor en otras estructuras, y se pretende resolver con la castración. Analizando la situación las hembras también sufren las mismas dolencias, y entonces ¿que hacemos con las yeguas...las castramos?

Por eso recomiendo antes de castrar a un caballo purasangre, tomar en cuenta:

• Valor genético del ejemplar (pedigree).
• Origen del dolor.
• Alternativas para resolverlo.
• Probar tratamientos alternativos (acupuntura).
• Desempeño del caballo en pista.

Comparto mi pensamiento: "La primera solución no debería ser: quitarles lo que por naturaleza Dios les dio"